Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad;
porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y
os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16:13.
Cada día que
pasa nos acerca al fin. ¿Nos acerca también a Dios? ¿Velamos en oración?
Las personas con
las que tratamos continuamente necesitan recibir nuestras instrucciones. Es posible que su
estado mental sea tal que una
sola palabra oportuna, grabada en el
alma por la influencia del Espíritu Santo, penetre como un clavo en el lugar apropiado.
Puede ser
que mañana algunas de esas almas estén para siempre fuera de nuestro alcance.
¿Qué Influencia Ejercemos Sobre Esos Compañeros De Ruta? ¿Qué Esfuerzos
Hacemos Para Ganarlos Para Cristo?
El
tiempo es corto y nuestras fuerzas deben organizarse para hacer una obra más
amplia.
Necesitamos
obreros que
comprendan la inmensidad de la tarea y que estén dispuestos a cumplirla, no por el salario que reciben, sino porque se dan cuenta de que el fin se acerca.
El tiempo exige
más capacidad y una consagración más profunda. Estoy tan compenetrado de este pensamiento que clamo a
Dios: “Levanta y envía mensajeros que tengan conciencia de su
responsabilidad, mensajeros
en quienes la idolatría y el yo, fuente de todo pecado, sea crucificado”...
Debemos
avanzar con firmeza, poniendo nuestra confianza en Dios, haciendo su obra con abnegación, dependiendo humildemente de él, entregándonos
nosotros mismos a su sabia providencia, ahora
y para el futuro, reteniendo hasta el fin nuestra seguridad
de los primeros días, y
recordando hasta el fin que las bendiciones celestiales no son la recompensa de nuestros méritos, sino la recompensa de los méritos de
Cristo y de nuestra aceptación, por fe en él, de la gracia abundante de Dios. Joyas de
los Testimonios 3:295-297. [250]
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