Ahora,
pues, si diereis oído a mi
voz, y guardarais mi pacto, vosotros
seréis mí especial tesoro
sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. (Éxodo 19:5).
La Obediencia, Es Decir, El
Servicio Y La Lealtad De Amor, Es La Verdadera
Prueba Del Discipulado.
Siendo Así, La Escritura dice: "Pues Este es el amor
a Dios, que guardemos sus mandamientos…" "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus
mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él" (1Juan 5:3; 2:4).
En
vez de que la fe exima al hombre de la obediencia, es la fe, y sólo ella, la que lo hace participante de
la gracia de Cristo y lo capacita para obedecerlo.
No ganamos la
salvación con nuestra obediencia (es complemento de la fe); (Citamos
Santiago. 2:24 “Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las
obras, y no solamente por la fe”).
Porque la
salvación es el don gratuito de Dios, que se recibe por la fe. Pero la obediencia es el
fruto de la fe. “Sabéis que él
apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo, aquel que permanece en él, no peca; todo
aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido" (1 Juan 3:5,6).
(Tampoco podemos justificarnos o salvarnos solo por la fe sola Santiago. 2:14. Dice: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no
tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?).
He aquí la verdadera
prueba. Si moramos en Cristo, si el amor de Dios mora en
nosotros, nuestros
sentimientos, nuestros
pensamientos, nuestras acciones, tienen que estar en armonía con la voluntad de
Dios como se expresa en los
preceptos de su santa ley.
"Hijitos, nadie os
engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo" (1 Juan 3:7). Sabemos lo que es justicia por el modelo de la
santa ley de Dios, como se expresa en los Diez
Mandamientos dados en el Sinaí.
Esa Así Llamada Fe En Cristo, que según se declara exime a los hombres de la obligación de la obediencia a Dios, no es fe sino presunción.
"Por gracia sois salvos por medio de la fe". Más "la fe, si no tiene, obras, es muerta en sí misma" (Efesios 2:8; Santiago 2:17).
Jesús dijo de sí
mismo antes de venir al
mundo: "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha
agradado, y tu ley está en
medio de mi corazón" (Salmo 40:8).
Y cuando estaba por
ascender a los cielos, dijo otra vez: "Yo he guardado los
mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor" (Juan 15:10).
La
Escritura dice: "Y en esto sabemos que nosotros le
conocemos, si
guardamos sus mandamientos" (1Juan 2:3)...
La Condición Para Alcanzar La Vida Eterna es
ahora exactamente la misma de siempre, tal cual era en
el paraíso antes de la
caída de nuestros primeros padres: la
perfecta obediencia a la ley de Dios, la perfecta justicia.
Si la vida eterna se concediera con
alguna
condición inferior a ésta, peligraría la felicidad de todo el universo. Se
le abriría la puerta al pecado con todo su séquito de dolor y
miseria para siempre...
Cuanto más nos guíe la
necesidad a Él y a la
Palabra de Dios, tanto más elevada visión tendremos de su carácter y más
plenamente reflejaremos su
imagen. El camino a Cristo,
págs. 60-62, 65. RJ266/EGW/MHP 267
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