EL GOBIERNO BAJO EL CUAL JESÚS VIVÍA ERA
CORROMPIDO Y OPRESIVO; Por Todos Lados Había Abusos Clamorosos: Extorsión,
Intolerancia Y Crueldad Insultante. Sin Embargo, El Salvador No Intentó Hacer
Reformas Civiles, No Atacó Los Abusos Nacionales Ni Condenó A Los Enemigos
Nacionales. No Intervino En La Autoridad Ni En La Administración De Los Que
Estaban En El Poder.
EL QUE ERA NUESTRO EJEMPLO SE MANTUVO ALEJADO
DE LOS GOBIERNOS TERRENALES. No porque fuese indiferente a los males de los hombres, sino
porque el remedio no consistía en medidas simplemente humanas y externas.
Para Ser Eficiente, La Cura Debía Alcanzar A
Los Hombres Individualmente, Y Debía Regenerar El Corazón. 471
NO POR LAS DECISIONES DE LOS TRIBUNALES O LOS CONSEJOS O ASAMBLEAS LEGISLATIVAS, ni por el patrocinio de los grandes del mundo, ha de establecerse el reino de Cristo, sino por la implantación de la naturaleza de Cristo en la humanidad por medio de la obra del Espíritu Santo.
"Más a todos los que le recibieron,
dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre: los
cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, más de Dios." (Juan 1:12,13).
En Esto Consiste El Único Poder Capaz De
Elevar A La Humanidad.
Y El
Agente Humano Que Ha De Cumplir Esta Obra Es La Enseñanza Y La Práctica De La
Palabra De Dios.
CUANDO EL APÓSTOL PABLO EMPEZÓ SU MINISTERIO EN CORINTO, ciudad populosa, rica y perversa, contaminada por los
infames vicios del paganismo, dijo: "Porque
no me propuse saber algo entre vosotros, sino a Jesucristo, y a éste
crucificado." (1Corintios 2:2).
ESCRIBIENDO MÁS TARDE a
algunos de los que habían sido corrompidos por los pecados más viles, pudo
decir: "Y esto erais algunos más ya
sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre
del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios." "Gracias doy a
mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en Cristo
Jesús.' (1 Corintios 6:11; 1:4).
AHORA, COMO EN LOS DÍAS DE CRISTO, la obra del reino de Dios no incumbe a los que están reclamando el reconocimiento y apoyo de los gobernantes terrenales y de las leyes humanas, sino a aquellos que están declarando al pueblo en su nombre aquellas verdades espirituales que obrarán, en quienes las reciban, la experiencia de Pablo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, más vive Cristo en mí.' *(Gálatas 2:20).
Entonces trabajarán como Pablo para beneficio de los
hombres. Él dijo: "Así que, somos embajadores
en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os rogamos en
nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.' (2 Corintios 5:20). DTG
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