domingo, 14 de noviembre de 2021

11. SI ME AMÁIS, GUARDAD MIS MANDAMIENTOS.

Si me amáis, guardad mis mandamientos. Juan 14:15.

Si me amáis. El amor es el móvil impelente de la obediencia. Si se quiere una definición del "amor", ver com. Mat. 5:43-44; 1 Cor. 13:1. La obediencia que emana de la compulsión o del temor no es la forma ideal de obediencia. Por supuesto, puede haber ocasiones cuando el móvil impelente del amor falte o sea débil. En tales circunstancias, es necesario obedecer sólo por principio. Mientras tanto, el amor debiera ser cultivado.

La falta del amor requerido nunca debiera usarse como una excusa para la desobediencia.

Una de las mejores ilustraciones humanas de la obediencia que emana del amor es la de los hijos para con sus padres.

Guardad mis mandamientos. La evidencia textual se inclina (cf. p. 147) por el texto "guardaréis mis mandamientos" (BJ). Si bien el futuro puede tener la idea de un imperativo (cf. Mat. 22:37,39), y Jesús sin duda deseaba que sus discípulos guardasen los mandamientos, el uso del indicativo "guardaréis" hace resaltar el significativo pensamiento de que la obediencia es el resultado natural del amor. 

La afirmación paralela de Juan 14:23 está en el modo indicativo y de esa manera apoya este pensamiento.

Los mandamientos de Jesús eran también los mandamientos de su Padre, pues Jesús no hablaba por sí mismo (cap. 12:49; 14:10).

El respaldó las órdenes de carácter moral dadas al antiguo Israel (ver com. Mat. 5:17-19) y magnificó esos mandamientos (ver com. Isa. 42:21). 

Presentó sus propios requerimientos, tales como el nuevo mandamiento (Juan 13:34), no para reemplazar alguno de los preceptos morales -que reflejaban el carácter del Dios inmutable- sino para presentar su verdadero significado y para mostrar cómo sus principios debieran ser aplicados a las diversas situaciones de la vida. 5CBA


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